El Plan Nacional Sumo Primero promueve un cambio profundo en la enseñanza de la matemática, con participación activa de instituciones educativas de todas las regiones del país.
Impulsar una transformación real en el aprendizaje de las matemáticas requiere un enfoque descentralizado. Bajo esa premisa, el Plan Nacional Sumo Primero –iniciativa del Ministerio de Educación y del Laboratorio de Educación del Centro de Modelamiento Matemático de la Universidad de Chile (CMMEdu)– busca renovar la enseñanza de esta disciplina con una metodología basada en la resolución de problemas y la colaboración regional.
Este innovador enfoque se basa en los textos japoneses Study with your friends: Mathematics for elementary school, desarrollados por el profesor Masami Isoda de la Universidad de Tsukuba. Su adaptación al contexto chileno fue realizada por CMMEdu en conjunto con expertos de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, dando origen a la colección de textos escolares Sumo Primero, dirigidos a estudiantes de 1º a 6º básico.
Los textos promueven el aprendizaje autónomo y activo del estudiantado, enfocándose en el desarrollo del pensamiento matemático más allá de la simple memorización de contenidos. Además, el plan contempla herramientas complementarias como un asistente de inteligencia artificial para docentes y un robusto programa de formación y acompañamiento nacional.
Una red educativa con sentido territorial
Uno de los pilares del plan es su implementación desde las regiones, con una red de colaboración compuesta por seis Servicios Locales de Educación Pública (SLEP) –Iquique, Licanbur, Puerto Cordillera, Maule Costa, Punilla Cordillera y Valdivia– y trece universidades a lo largo del país. La meta es ambiciosa: llegar a 30.000 profesores y beneficiar a más de 1.350.000 estudiantes de escuelas públicas y subvencionadas, mediante la distribución de 3,2 millones de textos escolares.
Para Salomé Martínez, directora de CMMEdu, este carácter territorial es clave:
“Sumo Primero propone una colección coherente de textos que posicionan a los estudiantes como protagonistas de su aprendizaje. Para su implementación, trabajamos con una red de actores clave en todas las regiones del país”, afirma.
Desde la Universidad Austral de Chile, que lidera capacitaciones en las regiones de Los Lagos y Aysén, destacan la relevancia del enfoque local.
“Esta vez, el trabajo territorial ha sido más cercano. Conocemos mejor la realidad de los profesores y eso ha generado mayor compromiso”, señala Sandra Burgos, directora académica de la sede Puerto Montt.
“Sobre todo en zonas aisladas, la presencialidad de los talleres ha sido un elemento valioso para fortalecer el vínculo y la apropiación de la metodología”, agrega.
Similar valoración proviene desde la Universidad de Tarapacá.
“Vivir en una zona extrema como la nuestra muchas veces significa quedar fuera de las decisiones. Por eso valoramos ser parte activa en la construcción del plan”, destaca Álvaro Cortinez, decano de la Facultad de Ciencias.
“Sumo Primero no solo nos entrega una nueva mirada pedagógica, sino que también recoge nuestra experiencia local y nuestros desafíos específicos”, subraya.
Desde la Universidad Católica de Temuco, el enfoque intercultural ha sido clave.
“Formamos docentes que trabajarán en contextos culturales diversos. Esta metodología permite integrar esa realidad al aula, usando problemas y ejemplos cercanos para los estudiantes”, comenta Carlos Lüders, prorrector de la institución.
Un cambio estructural desde las aulas
La articulación entre actores regionales ha sido inédita. Daniela Rojas, coordinadora nacional del Plan Sumo Primero, enfatiza que este trabajo colaborativo representa una apuesta por el fortalecimiento docente desde el territorio.
“Esperamos que esta red permita consolidar una herramienta efectiva para profesores en ejercicio y para quienes se están formando. Este es un esfuerzo conjunto para transformar la enseñanza de la matemática, poniendo a las regiones en el centro del cambio”, concluye.






