En Antofagasta, el proyecto de ciclovías impulsado por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) ha entrado en una nueva etapa de revisión, luego de que diversas agrupaciones vecinales y ciudadanas expresaran molestias respecto a su implementación. Entre las principales críticas figuran la reducción de estacionamientos, el impacto en la movilidad vehicular y la falta de participación ciudadana en el diseño inicial.
Durante su recientelk visita a la región, el ministro Carlos Montes confirmó que las obras no se detendrán, pero sí serán ajustadas en conjunto con la comunidad. “Vamos a revisar y modificar donde haya que modificar”, señaló en declaraciones recogidas por medios locales, enfatizando la necesidad de conciliar las distintas visiones en torno al espacio público.
Desde el Servicio de Vivienda y Urbanización (Serviu), su director regional Víctor Gálvez destacó la voluntad del organismo de abrirse al diálogo:
“Esto tiene que convivir en armonía con el resto de los actores de la ciudad. […] Tenemos compromisos con empresas que debemos continuar, pero no queremos ser irreflexivos. Hay que ponderar y ejecutar de manera continua y en armonía”, afirmó.
Actualmente, las obras tienen un 70% de avance y forman parte del Plan Nacional de Movilidad Sustentable, el cual busca incentivar medios de transporte más sostenibles en todo el país. No obstante, la decisión de pausar temporalmente algunas intervenciones ha sido cuestionada por organizaciones ciclistas, que acusan una falta de rigor técnico en las decisiones recientes.
Carolina Toro, miembro del Colectivo Pedalea Autonomía, expresó su preocupación frente a la medida:
“Esto representa una medida regresiva basada en una lógica equivocada. Es devolver nuevamente el espacio al automóvil cuando deberíamos avanzar hacia una movilidad más equitativa. […] Esperamos que este diálogo tenga una consecuencia real y que pueda finalmente terminarse este proyecto.”
En una línea similar, Sebastián Errecé, del Colectivo Antofagasta Pedalea, criticó lo que considera una concesión a presiones políticas por sobre los estudios técnicos ya realizados:
“Es pan para hoy y hambre para mañana. El problema no son las ciclovías, sino el parque automotriz descontrolado y la falta de planificación estructural del transporte público.”
Por ahora, el futuro del proyecto permanece en revisión, con contratos vigentes por parte del SERVIU y una voluntad política de evitar imposiciones. Las próximas semanas serán clave para definir si el proceso de diálogo se traduce en acciones concretas y consensuadas, o si persiste la tensión entre los enfoques de como usar estos espacios públicos.






