- Cerca del 10% de la población mundial padece de esta afección a la piel que no solo genera rojez, sino que ardor, picor e inflamación, lo que la transforma en un problema de salud que tiene una prevalencia en mujeres y, si no es tratada a tiempo, se intensifica a partir de los 30.
Se estima que cerca de 40 millones de personas en el mundo padece de rosácea, lo que corresponde al 10% aproximado de la población. Y este número engloba sólo a quienes son diagnosticados con esta afección crónica a la piel, ya que existen también quienes pasan toda su vida pensando que esta rojez en la cara es solo una característica más de su piel.
La rosácea es definida como un problema a la piel que generalmente se evidencia en una rojez principalmente en las mejillas, pero también puede abarcar otras áreas del rostro, e incluso presentarse en orejas y cuello.
Los síntomas de la rosácea no son solo rojez, sino también, va mucha vez acompañada de ardor, irritación y picazón, por lo que es mucho más que un tema “estético” es más bien una afección que puede interferir incluso en la autoestima, ya que lo que en concreto genera es una inflamación en la zona afectada que hace que aparezcan lo que popularmente se conocen como “arañitas” pero que, en términos médicos son llamadas arañas vasculares, es decir el rompimiento de pequeños vasos sanguíneos de la zona o áreas de la piel afectada.
Según estudios, la rosácea tiene una mayor prevalencia más en mujeres que hombres, dicho de otro modo, de cada 3 mujeres que padecen de esta enfermedad, hay 1 hombre. También se ha visto que las personas que sufren de este problema, tienden a ser de tez clara. Además, este problema suele intensificarse en invierno, donde los cambios de temperatura impactan en la piel, generando aún una mayor sensibilidad.
Es posible ver las primeras manifestaciones cuando se tiene 20 años, pero si no se trata a tiempo o se camufla solo con maquillaje, puede empeorar, lo que, a su vez, genera lo que se conoce como “crisis de rosácea”, en especial, a partir de los 30. También tiende a intensificarse con los cambios hormonales propios de la menopausia.
Si bien estas “crisis” tienden a ser esporádicas, pueden llegar a ser tremendamente molestas e incómodas para quienes las padecen. Los detonantes de esta afección pueden ser variados: predisposición genética, sistema inmune hiperactivo, estrés, agentes contaminantes en el ambiente, falta de hidratación de la piel, cambios hormonales o la combinación de todos estos factores.
“La rosácea es una afección de la piel que, si bien no tiene consecuencias fatales para nadie, ni es contagiosa, sí pueden llevar a que una mujer a que padezca de consecuencias emocionales, pierda la confianza en sí misma y hasta termine aislándose”, explica Magdalena de Quevedo CEO y directora de la clínica Acorpus.
Ayudas complementarias para la rosácea
Si bien, la rosácea es un problema a la piel, es importante señalar que para combatirla de manera eficaz, la persona debe cambiar ciertos hábitos en su vida que pueden estar intensificando esta afección.
Para ello, la especialista de Acorpus recomienda de manera complementaria lo siguiente:
- Evitar alimentos irritantes como los chocolates, el queso, el alcohol, las bebidas, infusiones o platos muy calientes y aquellos que contengan condimentos picantes.
- Evitar el tabaquismo, tiende a empeorar la rosácea, pero recordar que es dañino para nuestra salud en general.
- No usar cremas, cosméticos o jabones que contengan alcohol, aceites o fragancias fuertes. Optar por aquellos dermatológicos y no comedogénicos.
- Usar siempre protector solar en el rostro, durante todo el año, idealmente FPS 50, ya que el sol o incluso las pantallas de computadores, celulares, televisores o tablets son enemigas de la rosácea.
- Evitar en lo posible, cambios bruscos de temperatura, en especial en época de invierno.
- Usar de manera diaria y frecuente una crema hidratante amigable con el rostro y especial para la rosácea y pieles sensibles, que sea dermatológica. Mientras más hidratada esté, logramos generar una mejor barrera protectora de nuestra piel.