En los pasillos del Hospital Clínico de la Universidad de Antofagasta (HCUA), no sólo se respira el ritmo habitual de un centro asistencial. También se siente el pulso joven y decidido de quienes, aún siendo estudiantes, ya asumen el rol de educadoras, consejeras y agentes de cambio. Son alumnas de cuarto año de la carrera de Obstetricia y Puericultura de la Universidad de Antofagasta (UA), que, en el marco de su formación, han desplegado una intensa campaña educativa con un objetivo claro: generar conciencia sobre la prevención y el diagnóstico temprano del cáncer cérvico uterino.
La iniciativa se enmarca en la conmemoración del Día Mundial del Cáncer Cérvico Uterino, una fecha que busca visibilizar una enfermedad que, aunque prevenible, sigue cobrando vidas. En 2024, según cifras preliminares del Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS) del Ministerio de Salud, 22 mujeres fallecieron en la región de Antofagasta a causa de esta patología. Un número que preocupa, que duele, y que motiva.
La acción no solo contempla información: también se acompaña con toma de presión y orientación en salud, reforzando así la atención primaria con un enfoque preventivo. Las estudiantes, acompañadas por la académica y matrona del HCUA, Verónica Callejas Espinoza, abordan a usuarias y usuarios para hablar de algo que muchas veces se evita: los exámenes preventivos.

Estudiantes, acompañadas por la académica y matrona del HCUA. (Foto: Prensa Universidad de Antofagasta).
“Estamos realizando una actividad de concientización para la prevención del cáncer de cuello uterino, promoviendo exámenes preventivos, especialmente el Papanicolau”, explica Callejas. Pero no se queda ahí. La profesional también subraya el rol del preservativo como herramienta clave en la prevención del virus del papiloma humano (VPH), el principal responsable de esta enfermedad. “La primera estrategia de prevención es el uso del preservativo”, señala con firmeza.
Además, la académica informa sobre la disponibilidad de la vacuna contra el VPH en el sistema público de salud. “Los estudiantes de cuarto básico, tanto niñas como niños, pueden vacunarse de manera gratuita. En adultos, la vacunación es opcional y tiene un costo, pero sigue siendo altamente recomendada”, añade.
Esta cruzada de salud pública no es solo una campaña. Es parte del proceso formativo que viven las estudiantes, quienes desarrollan su práctica clínica integrada de atención secundaria en el HCUA. Cada semana, dos de ellas rotan por esta experiencia, participando activamente en promoción, prevención y, más adelante, en atención directa de pacientes, siempre bajo la supervisión de sus docentes.
Para Katalina Guiñez Zuleta, estudiante de cuarto año, esta experiencia ha sido reveladora. “Hemos tenido la oportunidad de llevar a la práctica nuestros conocimientos, lo que refuerza nuestra formación”, afirma. Su compañera, Alejandra Guzmán Roces, coincide: “Esta instancia nos ayuda a aprender cómo relacionarnos con los pacientes y mejorar nuestra atención. Además, el acompañamiento de las profesoras es fundamental para adquirir conocimientos prácticos”.
El HCUA cuenta con la infraestructura y equipamiento necesarios para la toma de muestras de Papanicolau y detección del VPH, lo que permite un acceso real a controles preventivos en la región. Pero lo que marca la diferencia no es solo la tecnología: es la vocación.
Así, con delantal blanco y convicción profunda, estas futuras matronas no solo aprenden. También enseñan, guían, escuchan. En cada charla, en cada consejo, siembran conciencia. Porque más allá de una práctica clínica, lo que están construyendo es un legado de salud para su comunidad. Y ese, sin duda, es uno de los mayores aprendizajes.